sábado, 22 de octubre de 2011

Estrategia


Estamos viviendo en un mundo convulsionado, en medio de una crisis financiera impulsada por aquellos que invertían sin respaldo creyendo que sólo por ser “Potencias” podrían sustentar las mentadas acciones. Con el país del Norte otorgando hipotecas a quienes no podían devolverlas, y con una Europa incorporando a comienzos de los 90s a países dentro de la Unión que no tenían el mismo modelo productivo que sus impulsores como Alemania y Francia, por lo cual algún día esa circunstancia tendría que salir a la luz (quiebras, ajuste, protestas sociales, represión, y más hechos que conocimos en el fatídico 2001).

Por nuestra parte, Latinoamérica sigue creciendo en su PIB pero continúa mostrando duras diferencias en la distribución del ingreso, guiados por Brasil y algo atrás pero aún avanzando, nuestra Patria. Marcados todavía por las huellas neoliberales que inundaron nuestro territorio, mentes, y economía- contribuyendo a una apatía política en pos de salvaguardar el “mercado”-; Argentina está encontrando su Norte.

Desde el 2003 dejamos de pensar que mediante las empresas multinacionales, los prestamos de los grandes capitales extranjeros, la aplicación a rajatabla de las medidas del Consenso de Washington, la limitación de la acción del Estado, la reducción de los puestos de trabajo, y la ampliación enorme entre los ricos y pobres, nuestro país avanzaba.

Historia ésta ya harta conocida por todos nosotros, pero que día a día la vemos ser revertida por las acciones de políticas públicas incrementalistas llevadas a cabo por el Gobierno. Siendo prueba de esto, la planificación estratégica que la Presidenta realizó estos días con el objetivo de sentar las bases para pasar de un modelo agroexportador con más de 200 años de historia del que todavía somos dependientes, a uno que comienza por industrializar el país y dar una naciente autonomía en la producción de energía.

El plan estratégico industrial 2020 pretende establecer objetivos a largo plazo, consensuados entre variados sectores de nuestra economía, pieza clave para desarrollar de forma más equitativa la producción nacional y su ulterior distribución.

Ante una próxima y posible evasión de las potencias a comprar nuestros commodities, la región sudamericana comprendió que la salida a esto es la integración. Creer que la crisis no nos va a golpear sería ingenuo, pero creer que seremos abatidos por ella lo sería también. Mientras el Bloque Sudamericano avance hacia la creación de políticas macroeconómicas conjuntas, como el Banco del Sur (ya aprobado por la Cámara Alta) con moneda propia pero no quitando las nacionales, los países estarán más holgados para evitar el cimbronazo.

Por la acción estadista de 8 años de Gestión que impulsa la educación, ciencia y tecnología, la integración suramericana, la visión latinoamericana para los problemas locales, la inversión pública y el respectivo así, aumento de la Demanda Agragada, la participación ciudadana como medio para articular demandas sociales, el Estado como herramienta de transformación, y la política como una verdadera forma de vida, creo que la estrategia que tenemos en mente y plasmamos en la realidad nos hace avanzar cada día más hacia el horizonte que la mayoría avizoramos como justo y equitativo.

Sólo depende de nosotros consolidar esta integración estratégica que nos brinde la autarquía que tanto hemos estado deseando. Es ahora el momento de profundizar lo hecho hasta ahora. Nunca menos, compañeros. Tal como dijo nuestro General: “Un plan perfectamente bien elaborado no tiene ningún valor como no sea aplicado”, las grandes obras de las que somos testigos son parte de la concepción que tenemos como país, un armado teórico que habita nuestras mentes pero que diariamente lo hacemos realidad.

Guille G