viernes, 16 de noviembre de 2012



Las cacerolas no entran en las urnas.


Lo que pasó la última semana muestra a las claras como los vestigios del patriciado argentino padecen y sufren el modelo de transformación e inclusión social iniciado hace una década. 

Pudimos observar como los descendientes de aquella Marina asesina que en 1955 se cargó más de un centenar de vidas volvieron a la plaza, aunque esta vez, sin matar a nadie. No obstante, volvieron al lugar que en el año 55 fue cubierto por la sangre de aquellos mártires cuyo único pecado fue haber salido de su casa con la misma violencia emocional. Prueba de ello, fueron los cánticos y los estandartes que mostraban el odio clasista de aquellos que sienten como el país que supo ser suyo antes, ahora deben compartirlo con de otras personas que no son de su linaje. 

A este odio visceral hay que sumarle un factor fundamental y es el trasfondo que trae aparejado la ley de medios (miedos para algunos, si miedo, miedo a perder el poder que supieron detentar). Los monopolios destinaron todo el potencial de su ejército multimedial a fin de crear en la gente caos, descontento y malestar, es decir, el genotipo perfecto que antecede al estallido social.

Durante los días previos a la protesta, una serie de hechos fueron sucediéndose de manera muy misteriosa que, sin entrar en la paranoia, bien podrían estar relacionados con la muestra de poder de la clase gorila. El primero de ellos, fue el sorpresivo parate de los empelados del Ex Sarmiento y Mitre que dejó como resultado a más de 500 mil personas de zona oeste y norte varadas, luchando por viajar en los estribos de los colectivos para llegar a horario a sus trabajo. Una huelga innecesaria, liderada por un marxista, que dice defender a los trabajadores, pero como todo marxista, lo único que defiende es su bolsillo[1]. Luego, deberíamos de sumarle el conflicto con la basura, dejando sin recolección a la Ciudad de Buenos Aires; y finalmente, para caldear más el ambiente, un incomprensible corte de luz que subsumió a la ciudad en un pandemónium gracias a la ola de calor que afectó al país en aquellos días. Todo estaba listo para ser una gran fiesta del golpismo pero…. Gracias a Dios existe Mauricio Macri para boicotear una movilización que inicialmente fue organizada y comercializada por sectores afines a él. En plena crisis porteña, el brillante jefe de gobierno de la CABA, decidió que “mejor que decir es hacer”, y por eso entendió que en lugar de ir a su casa a “jugar con Antonia”[2], a su gestión le faltaba algo de glamour y por ello, tomó el toro por las astas y decidió ir con esa persona que pide reformular el Himno Nacional [3] al recital de Kiss.  
Adentrándonos en la protesta, uno cuando generalmente reclama o se hace escuchar, lo suele hacer bajo un lema, una bandera que aúne aquellas voces desencantadas con un cierto sector de la realidad y canalice ese reclamo. Aquí esa bandera no existió, cualquier incauto hubiera pensado que eran extras y lo que en realidad sucedía era la filmación de algún comercial o película.
Lo positivo de todo esto es que mientras España, Grecia y Portugal protestan por no tener una expectativa de futuro, porque los gobiernos salvan a los bancos en lugar de ayudar a la gente, porque aumentó la cantidad de suicidios debido a los desalojos, la Argentina derecha y humana reclama la libre disponibilidad de los dólares, mano dura, exclusión, libertad de empresa y la continuación de sus privilegios clasistas.

Punto aparte merece el trato que recibieron algunos periodistas y equipos de producción de los distintos noticieros. La ira de la gente pareció desatarse contra aquellos que, sin importar su línea editorial, iban a hacer su trabajo. Fue paradójico ver como agredía e insultaban a medios al grito de “libertad de expresión”. Algo similar fue cuando Bush quiso llevar paz a Irak y Afganistán a través de su guerra preventiva.  

También deberíamos estar orgullosos y tranquilos porque mientras los manifestantes sean aquellos que residan en los lugares más pudientes del país, mientras los convocantes sean Mauricio Macri, Federación Agraria, Cecilia Pando, Grupo Clarín y las familias de doble apellido que conviven allende la avenida Pueyrredón, podremos decir que vamos por el buen camino. 

                 Sin embargo, esto debe de servir de llamado de atención. Primero a todos los argentinos, porque en ese grupo de manifestantes se encuentran los idearios noventistas que colapsaron el país. En esos manifestantes, convive el odio y la violencia de aquellos que se ven despojados de sus privilegios y que, no dudarán en recurrir a la violencia al momento de recuperarlos. Por último, el gobierno debe de estar más que atento frente a estos grupos para anticiparse a cualquier intento desestabilizador que intenten.

Hay muchas cosas por cambiar y grandes deudas que saldar. El modelo debe de seguir profundizándose. Todavía sigue vigente el mismo Código de Minería que permite que las grandes multinacionales se lleven nuestro oro y plata, dejándole monedas a las provincias. Hay que reformar el sistema financiero del país, poseemos una ley de la dictadura, hecha por Martínez de Hoz y sus esbirros que les permite a los Bancos quedarse con ganancias extraordinarias. Pero a la nueva clase media, esas personas que han crecido económicamente en esta década hay que pedirle un favor: no le haga el juego a la derecha. La pérdida de sus privilegios clasistas no es tema de agenda nacional ni tampoco debemos nosotros los laburantes caer en la trampa de peticionar cosas que en nada van a cambiar nuestra vida; la derecha no va a salir a reclamar por usted, tampoco va a dudar en pisarle la cabeza cuando tenga la oportunidad de hacerlo para recuperar sus antiguos inmunidades.


[1] Frase no de nuestra autoría ni de algún Chicago’s Boy, sino de Mikhail Bakunin, el máximo exponente del ideario anarquista. 
[2] Créase o no, dijo que si no iba al recital, se iba a quedar jugando con Antonia en su casa.
[3] Nos referimos a Sergio Bergman, en lugar de decir tres veces libertad quiere cambiarlo por seguridad.


8N. La sigla que pretende más que los hechos.

El día 08/11/12 se pretende que quede como día histórico para todos los argentinos y, especialmente, para la presidenta CFK. Propulsado por los monopolios mediáticos con la idea de aglutinar bajo consignas que tienen más de discursivo que de asiento real, se ha convocado a cientos de personas a agitar cacerolas en contra de algunos de estos lemas: inseguridad, cepo al dólar, libertad de expresión, aborto, reforma del código civil, y varios otros.

Es válido decir, que no podemos quedarnos con la frase ingenua de la autoconvocación (hasta llegaron a decir espontánea) que quiere imponérsenos desde los relatos oficiales (sí, oficiales al poder mediático). Ya que gran parte de esto estuvo convalidado y apoyado, de hecho, y en presencia física, por decenas de “representantes” de la “oposición” al gobierno de CFK. Claramente las comillas vislumbran ironía. Los cientos de manifestantes no sólo reflejan descontento, apropiación de frases hechas, sino, y más que nada, falta de representación en un proyecto alternativo que aúne sus demandas (ahora sí, saber bien qué es lo que claramente desean, necesita un análisis mucho más exhausto que esta breve opinión).

Palmariamente, las críticas no deben dejar de dirigirse al mentado arco de políticos que también forman parte de la clase política, que se arrogan el derecho de tener la verdad y el entendimiento sobre los “problemas de los argentinos”, y de interpretar a este conjunto de gente; pero que en los hechos, no son capaces de idear argumentos, y proyectos superadores al actual.

La manifestación del 8N, en contra de lo que los mismos que la postularon quisieron demostrar, denota la libertad de expresión del país, y la posibilidad de mostrar diferencias (más allá del contenido del reclamo).
Es claro que ante un Modelo que no pretende declinar sus convicciones, aquellos sectores que no comparten sus posturas, y que además no consiguen plasmar su identidad con alguna otra alternativa política, sientan la necesidad de mostrarse disconformes. Pero es menester aclarar, que la rivalidad que se demuestra en esa movilización, lo encarnizado de los cánticos, ejemplifica el clima al que nos quieren acostumbrar quienes sienten que les son tocados en los intereses, económicos y políticos especialmente. Cánticos que por momentos que llegaron al punto de pedir, borrachos de odio y de discriminación contra sus compatriotas, la muerte. Constantemente incitados por el Grupo Clarín y sus fraternos Cipayos-Mercenarios, quisieron ser catalogados como el “pueblo”, como el reflejo de las necesidades profundas de esta Argentina, para ellos, socavada por las políticas emanadas de la Casa Rosada. 

Lo más doloroso en esta situación, es el abrazo hacia causas que no son las propias. Es triste ver como se defiende con uñas y dientes consignas que son creadas a partir de la repetición sistemática de imágenes, frases, lemas, que nada de contenido empírico tienen. Pero que sí contienen un elemento subyacente, escondido desde los medios que fogonearon este encuentro: 7D.

Es importante mencionar también, otro actor que aparece siempre en forma de fantasma, agazapado detrás de las protestas, la Iglesia. Esa misma que apoyo las noches más triste de nuestro país, encubriendo a todos los responsables. Siendo hoy otro freno a los procesos superadores, ya no siendo parte de su visión la ayuda y solidaridad hacia los más necesitados. En este sentido, críticas hacia la despenalización del aborto también fueron oídas en esta marcha y convocatoria. Desoyendo el reclamo de todo un grupo social que se encuentra al descubierto por no tener los recursos económicos, y ser víctima de una práctica ineficiente, y hasta casi feroz. Hace una semana, encubierta en asociaciones y grupos de poder la Iglesia sale a las calles a golpear cacerolas ante proyectos que, aún surgidos por mandato popular, le son: el matrimonio igualitario, la reforma del código civil, y el mentado aborto. Múltiples coincidencias dentro de esta gran incongruencia que es el rechazo a este modelo inclusivo, instado por una cadena mediática con fortísima influencia, y una oposición inexistente, que sólo sale a la luz en momentos en donde el impacto puede ser grande. No les importa el cambio social, sólo aparecer y permanecer.

Frente a lo sucedido, parece que quedara en el ambiente la pregunta: ¿cómo pararse en medio de esta Argentina dividida por abismos? Nuestro país se encuentra ante la disidencia de dos posturas dicotómicas, es cierto. Volver al pasado (neoliberal) en Argentina, y copiar en el presente las políticas aplicadas en Europa; o volver al pasado (soberano) y aplicar políticas en el presente que reconfiguren un Estado inclusivo y para todos, en miras a un futuro día a día más equitativo. Personalmente, nos quedamos con la segunda. Y si bien no creemos que la dicotomía sea solucionada sólo por medidas equitativas, confiamos en que la implementación de las mismas logrará una transformación cultural que nos hará querer ser más argentinos, más solidarios, y más unidos.

En ese día, que según los difusores de la cadena oficial (sí, la oficial del discurso caótico y atemorizador de los medios monopólicos de datos- sí, no de información-) era el día histórico, para el recuerdo, el día que despertó las conciencias; todo siguió normal. Es verdad, mucha de la gente que concurrió no se siente a gusto con el gobierno actual, y no por eso tienen que ser estigmatizados, ni reificados. Si bien tenemos que tomar nota del disenso, no debemos claudicar a nuestras ideas.


Especialmente los que formamos parte de esta militancia, comprometidos por una Argentina más incluida, desarrollada, y democrática en todos sus ámbitos, tenemos que ser los artífices que sigan respaldando las palabras y los bellos discursos unificadores con nuestros hechos cotidianos. Seguir del lado de los más humildes, y acompañarlos a donde TN no llega: a la dura realidad, marcada por décadas de abandono, y por el descreimiento en la política, los representantes, y en su propia capacidad de ser también, quienes forjen su futuro. TN sólo se aparece allí como el descubridor de la pólvora, encargado de pintar un bosque donde la culpa es sólo del gobierno actual, y dónde poco le importa quién sea la victima del abandono de otrora, sólo que llore y sufra para la foto y el titular de la tapa del diario de mañana.


Insistimos, está en nosotros también marcar la diferencia. Cacerolas podemos golpear todos, pero extenderle la mano a otro argentino, parece que no es una tarea tan común en la mayoría. Y ante los reclamos antidemocráticos recordemos, las urnas presidenciales se abren cada cuatro años, fijémonos a quien damos nuestra representación. Aquellos, firmes defensores de la ortodoxia que se posaron como alternativas políticas viables a este Modelo Inclusivo, hoy, y esta movilización lo demuestra, no son más que figuras vetustas, que no pretenden un cambio radical, sino, intereses personales.


 JP. SUR

sábado, 22 de octubre de 2011

Estrategia


Estamos viviendo en un mundo convulsionado, en medio de una crisis financiera impulsada por aquellos que invertían sin respaldo creyendo que sólo por ser “Potencias” podrían sustentar las mentadas acciones. Con el país del Norte otorgando hipotecas a quienes no podían devolverlas, y con una Europa incorporando a comienzos de los 90s a países dentro de la Unión que no tenían el mismo modelo productivo que sus impulsores como Alemania y Francia, por lo cual algún día esa circunstancia tendría que salir a la luz (quiebras, ajuste, protestas sociales, represión, y más hechos que conocimos en el fatídico 2001).

Por nuestra parte, Latinoamérica sigue creciendo en su PIB pero continúa mostrando duras diferencias en la distribución del ingreso, guiados por Brasil y algo atrás pero aún avanzando, nuestra Patria. Marcados todavía por las huellas neoliberales que inundaron nuestro territorio, mentes, y economía- contribuyendo a una apatía política en pos de salvaguardar el “mercado”-; Argentina está encontrando su Norte.

Desde el 2003 dejamos de pensar que mediante las empresas multinacionales, los prestamos de los grandes capitales extranjeros, la aplicación a rajatabla de las medidas del Consenso de Washington, la limitación de la acción del Estado, la reducción de los puestos de trabajo, y la ampliación enorme entre los ricos y pobres, nuestro país avanzaba.

Historia ésta ya harta conocida por todos nosotros, pero que día a día la vemos ser revertida por las acciones de políticas públicas incrementalistas llevadas a cabo por el Gobierno. Siendo prueba de esto, la planificación estratégica que la Presidenta realizó estos días con el objetivo de sentar las bases para pasar de un modelo agroexportador con más de 200 años de historia del que todavía somos dependientes, a uno que comienza por industrializar el país y dar una naciente autonomía en la producción de energía.

El plan estratégico industrial 2020 pretende establecer objetivos a largo plazo, consensuados entre variados sectores de nuestra economía, pieza clave para desarrollar de forma más equitativa la producción nacional y su ulterior distribución.

Ante una próxima y posible evasión de las potencias a comprar nuestros commodities, la región sudamericana comprendió que la salida a esto es la integración. Creer que la crisis no nos va a golpear sería ingenuo, pero creer que seremos abatidos por ella lo sería también. Mientras el Bloque Sudamericano avance hacia la creación de políticas macroeconómicas conjuntas, como el Banco del Sur (ya aprobado por la Cámara Alta) con moneda propia pero no quitando las nacionales, los países estarán más holgados para evitar el cimbronazo.

Por la acción estadista de 8 años de Gestión que impulsa la educación, ciencia y tecnología, la integración suramericana, la visión latinoamericana para los problemas locales, la inversión pública y el respectivo así, aumento de la Demanda Agragada, la participación ciudadana como medio para articular demandas sociales, el Estado como herramienta de transformación, y la política como una verdadera forma de vida, creo que la estrategia que tenemos en mente y plasmamos en la realidad nos hace avanzar cada día más hacia el horizonte que la mayoría avizoramos como justo y equitativo.

Sólo depende de nosotros consolidar esta integración estratégica que nos brinde la autarquía que tanto hemos estado deseando. Es ahora el momento de profundizar lo hecho hasta ahora. Nunca menos, compañeros. Tal como dijo nuestro General: “Un plan perfectamente bien elaborado no tiene ningún valor como no sea aplicado”, las grandes obras de las que somos testigos son parte de la concepción que tenemos como país, un armado teórico que habita nuestras mentes pero que diariamente lo hacemos realidad.

Guille G

sábado, 27 de agosto de 2011

Conocenos. Acercate y participá.

Asociación Cultural
“Jóvenes Pueblos del Sur”
Acércate y sé parte:
Jornadas Solidarias
Apoyo Escolar
Taller De Historia
Cine Debate
Biblioteca Popular
Ropero Comunitario
Clases de Canto
Clases de Guitarra

SUMATE, y trabajemos juntos por Merlo.
Blog: jovenespueblosdelsur.blogspot.com
Facebook: jp.sur
Teléfono: (0220) 486-7115
(LUN a SAB- 16HS-18HS)
Bolivar 680, Merlo

domingo, 21 de agosto de 2011

Fiesta


Una vez más se da una jornada de elecciones en la ciudad de Merlo. Primera experiencia en la fiscalización de muchos de nosotros, y una rutina ya harto conocida por otros muchos. Acompañados por un “ejército” de compañeros que nos apoyaron, desarrollamos el día en total tranquilidad como si casi hubiéramos sido pioneros. Entendiéndonos con sólo mirarnos, la respuesta ante cualquier eventualidad se hacía efectiva.

El triunfo fue contundente y nos demuestra que la elección popular, la elección de la mayoría,  no puede estar equivocada, al ser la voluntad de muchos, por no decir todos (o la mitad más uno, para que no se enojen las gallinas de la B). El voto a la gestión, al crecimiento, al gobierno que está cerca de su gente se sintió abrumadoramente. Como así también se percibió el duro rechazo a oportunistas que pretendiendo mostrarse como “lo nuevo”, “lo puro”, sólo demuestran lo que realmente son: lo viejo y acartonado decimonónico de la política, que las personas reconocen y Botan.

Algo más para agradecer es la buena voluntad de algunos presis de mesa que dejaron ayudarse cuando reconocían sus vacios en el “saber hacer”. Aunque hubo varios que al creerse técnicos entorpecieron bastante e hicieron aminorar la marcha de todos.

Una vez más, gracias, Cristina, Scioli, y Vasco por la dirección del Peronismo y la respuesta a las demandas sociales, tanto a nivel nacional, provincial, como municipal. El voto de la gente lo confirma, y la juventud que asimismo apoya, también. A ganar en Octubre. O mejor dicho, a romper toors.

Abrazo Peronista.

El Guille.

lunes, 25 de julio de 2011

El Populismo y sus análisis. Primer acercamiento.


Criticar al populismo es algo que “está de moda”. No sólo en el presente sino cuando éste aparece en el panorama político. Si bien, hay algunos hechos de alcance internacional que han suplido a este tema por “Osama vs. Obama”, “escasez de oposición coherente”, “indignados españoles”; cuando se instala en la agenda el momento de “hablar de modelos políticos”, en la mayoría de los medios de comunicación se ningunea y desprecia al populismo. Viéndolo pues, como símbolo de un totalitarismo clasista burgués, que suspende los derechos liberales de los individuos, y lo reemplaza por la figura de “pan y circo” de un líder carismático.

Es importante, como ya en la actualidad es ampliamente reconocido (lo que no lo era en otras épocas), saber tamizar lo que recibimos de los medios de comunicación. Empezar a no tomar el contenido que se nos brinda como un todo uniforme, reflejo idéntico a la realidad, y altamente académico. La noticia, contenidos, discursos, no son inocentes. La ideología está detrás de cada palabra y gesto que hacemos, que la intentemos ocultar o escudarnos diciendo “esto es objetivo”, oculta siempre nuestras verdaderas intenciones.

Este fenómeno político es difícil de definir desde una sola postura, o base teórica, por lo que a modo de recorte explicativo podemos hacer una gran partición entre la visión de derecha, la de izquierda, y la de análisis del discurso ideológico. Entendiendo a la primera como una perspectiva conservadora, la siguiente como revolucionaria, y la ultima como comprensora del foco de identidad que esta cuestión genera.   

Desde el plano conservador- entiéndase Grondona, el comité rural, Todo Negativo, etc- nos acercamos a un plano gorilesco, de repulsión de las multitudes, tratándolas como incultas y guiadas ciegamente por un caudillo despótico que sólo quiere llenar sus bolsillos del vil metal. Así se califica a los regímenes de Correa en Ecuador, Evo en Bolivia, y Chavez en Venezuela. Y a su vez, se nos insta e implora a los argentinos a ir en contra de las reivindicaciones populares, de regímenes que eleven la condición social de la mayoría, porque según “los que saben” irá en contra de nuestras libertades individuales, y nuestros derechos republicanos.

Sin embargo, no estoy muy convencido de que estos derechos y garantías serán fielmente respetados por dirigentes que sigan las ideas de este plano. Ya que la construcción del Estado Nación que vino desde el liberalismo del 1860 en Argentina, las campañas roquistas, y la inserción en el progreso del centro, se caracterizo por avasallar a las libertades (entiéndase la más fundamental- la de la vida) de la mayoría  por el querer ser potencia según los mandatos externos.

Desde la izquierda el plano tampoco es alentador para este modelo, acuérdese que los extremos se tocan. La dogmatica e ilustrada izquierda nos comenta que este tipo de régimen atrasa la revolución, reforzando el poder burgués en las manos de una elite oligárquica en el gobierno, dándoles derechos sociales a las masas incultas, para que se crean que es una mejora, cuando sólo intenta mantener latente el conflicto (innato) entre las clases sociales. Claramente podemos ver esta postura en el clásico bar bolche de Capusotto: “Acá si que no se coje”.

Y finalmente (y no por nada casual) dejo para lo último, el análisis de discurso ideológico. Defendido por Laclau tomando postulados de Chantal Mouffe, este ejercicio del poder se ve como un defensor de los derechos populares, que reivindica lo político (el carácter conflictivo propio de las relaciones interpersonales al momento de intercambiar recursos) de las sociedades, esa relación entre adversarios – según Mouffe- que respetan las opiniones del contrario pero sin plantear un exterminio mutuo (o lo que sería la eliminación del conflicto porque es algo que daña a la sociedad organizada).

En este último análisis, se demuestra que el populismo apela constantemente al pueblo o la nación como el sujeto que produce el cambio, a través de un acto consciente, racional, en busca de un fin que trae mejoras para la totalidad. Se reconoce que su nacimiento se da por la necesidad que de éste se tiene, en una coyuntura histórica determinada. Se lo ve como una especie de vuelta a la democracia directa, ya que esta participación continua de la gente, se entiende como un plebiscito constante.

Personalmente – y sí, marcado por mi ideología-, me quedo con este último. Partiendo desde Chantal Mouffe, el retorno de Lo político a las situaciones cotidianas hace revivir esas ganas de participación, transformación y cambio como un conjunto unido de actividades propias de la política, y del ser humano; que se queja, discute, y razona. Este resurgir de las condiciones conflictivas de la política, renace en estas últimas presidencias, por sobretodo transformadoras. El pedido de involucramiento constante que se nos hace tanto desde las cúpulas dirigentes, como desde las más básicas necesidades de nuestros vecinos, nos permite identificarnos con un pueblo que está despierto, consciente de su objetivo, y de lo que no quiere.

Está en el lector la identificación, crítica, o desinterés con esto. Por mi parte, apoyo un modelo de esta índole que vuelve a poner sobre la mesa la mentira del consenso unificado y de las verdades desde una sola boca; y que por otra parte, contiene una amplia participación popular, y el deseo y acción en pos de  mejorar las condiciones de vida de una mayoría postergada, a partir de la utilización del Estado como una herramienta transformadora.

Guille G.