8N. La
sigla que pretende más que los hechos.
El día 08/11/12 se pretende que quede
como día histórico para todos los argentinos y, especialmente, para la
presidenta CFK. Propulsado por los monopolios mediáticos con la idea de
aglutinar bajo consignas que tienen más de discursivo que de asiento real, se
ha convocado a cientos de personas a agitar cacerolas en contra de algunos de estos
lemas: inseguridad, cepo al dólar, libertad de expresión, aborto, reforma del
código civil, y varios otros.
Es válido decir, que no podemos
quedarnos con la frase ingenua de la autoconvocación (hasta llegaron a decir espontánea)
que quiere imponérsenos desde los relatos oficiales (sí, oficiales al poder
mediático). Ya que gran parte de esto estuvo convalidado y apoyado, de hecho, y
en presencia física, por decenas de “representantes” de la “oposición” al
gobierno de CFK. Claramente las comillas vislumbran ironía. Los cientos de
manifestantes no sólo reflejan descontento, apropiación de frases hechas, sino,
y más que nada, falta de representación en un proyecto alternativo que aúne sus
demandas (ahora sí, saber bien qué es lo que claramente desean, necesita un
análisis mucho más exhausto que esta breve opinión).
Palmariamente, las críticas no deben
dejar de dirigirse al mentado arco de políticos que también forman parte de la clase política, que se arrogan el
derecho de tener la verdad y el entendimiento sobre los “problemas de los
argentinos”, y de interpretar a este conjunto de gente; pero que en los hechos,
no son capaces de idear argumentos, y proyectos superadores al actual.
La manifestación del 8N, en contra de
lo que los mismos que la postularon quisieron demostrar, denota la libertad de
expresión del país, y la posibilidad de mostrar diferencias (más allá del
contenido del reclamo).

Lo más doloroso en esta situación, es
el abrazo hacia causas que no son las propias. Es triste ver como se defiende
con uñas y dientes consignas que son creadas a partir de la repetición
sistemática de imágenes, frases, lemas, que nada de contenido empírico tienen.
Pero que sí contienen un elemento subyacente, escondido desde los medios que
fogonearon este encuentro: 7D.
Es importante mencionar también, otro
actor que aparece siempre en forma de fantasma, agazapado detrás de las
protestas, la Iglesia. Esa misma que apoyo las noches más triste de nuestro
país, encubriendo a todos los responsables. Siendo hoy otro freno a los
procesos superadores, ya no siendo parte de su visión la ayuda y solidaridad
hacia los más necesitados. En este sentido, críticas hacia la despenalización
del aborto también fueron oídas en esta marcha y convocatoria. Desoyendo el
reclamo de todo un grupo social que se encuentra al descubierto por no tener
los recursos económicos, y ser víctima de una práctica ineficiente, y hasta
casi feroz. Hace una semana, encubierta en asociaciones y grupos de poder la
Iglesia sale a las calles a golpear cacerolas ante proyectos que, aún surgidos
por mandato popular, le son: el matrimonio igualitario, la reforma del código
civil, y el mentado aborto. Múltiples coincidencias dentro de esta gran
incongruencia que es el rechazo a este modelo inclusivo, instado por una cadena
mediática con fortísima influencia, y una oposición inexistente, que sólo sale
a la luz en momentos en donde el impacto puede ser grande. No les importa el
cambio social, sólo aparecer y permanecer.
Frente a lo sucedido, parece que quedara
en el ambiente la pregunta: ¿cómo pararse en medio de esta Argentina dividida
por abismos? Nuestro país se encuentra ante la disidencia de dos posturas
dicotómicas, es cierto. Volver al pasado (neoliberal) en Argentina, y copiar en
el presente las políticas aplicadas en Europa; o volver al pasado (soberano) y
aplicar políticas en el presente que reconfiguren un Estado inclusivo y para
todos, en miras a un futuro día a día más equitativo. Personalmente, nos
quedamos con la segunda. Y si bien no creemos que la dicotomía sea solucionada
sólo por medidas equitativas, confiamos en que la implementación de las mismas
logrará una transformación cultural que nos hará querer ser más argentinos, más
solidarios, y más unidos.
En ese día, que según los difusores de
la cadena oficial (sí, la oficial del discurso caótico y atemorizador de los
medios monopólicos de datos- sí, no de información-) era el día histórico, para
el recuerdo, el día que despertó las conciencias; todo siguió normal. Es verdad,
mucha de la gente que concurrió no se siente a gusto con el gobierno actual, y
no por eso tienen que ser estigmatizados, ni reificados. Si bien tenemos que
tomar nota del disenso, no debemos claudicar a nuestras ideas.
Especialmente los que formamos parte
de esta militancia, comprometidos por una Argentina más incluida, desarrollada,
y democrática en todos sus ámbitos, tenemos que ser los artífices que sigan
respaldando las palabras y los bellos discursos unificadores con nuestros
hechos cotidianos. Seguir del lado de los más humildes, y acompañarlos a donde
TN no llega: a la dura realidad, marcada por décadas de abandono, y por el
descreimiento en la política, los representantes, y en su propia capacidad de
ser también, quienes forjen su futuro. TN sólo se aparece allí como el
descubridor de la pólvora, encargado de pintar un bosque donde la culpa es sólo
del gobierno actual, y dónde poco le importa quién sea la victima del abandono
de otrora, sólo que llore y sufra para la foto y el titular de la tapa del
diario de mañana.
Insistimos, está en nosotros también marcar la diferencia. Cacerolas podemos golpear todos, pero extenderle la mano a otro argentino, parece que no es una tarea tan común en la mayoría. Y ante los reclamos antidemocráticos recordemos, las urnas presidenciales se abren cada cuatro años, fijémonos a quien damos nuestra representación. Aquellos, firmes defensores de la ortodoxia que se posaron como alternativas políticas viables a este Modelo Inclusivo, hoy, y esta movilización lo demuestra, no son más que figuras vetustas, que no pretenden un cambio radical, sino, intereses personales.
JP. SUR
No hay comentarios:
Publicar un comentario